Allí todo el horizonte está desteñido; nublado siempre por una mancha caliginosa que se borra nunca...
Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas pueden vivir un poco untadas a la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes...
En la reverberación del sol, la llanura parecía una laguna transparente, deshecha en vapores por donde se traslucía un horizonte gris...
...Y la tierra es empinada. Se desgaja por todos lados en en barrancas hondas, de un fondo que se pierde de tan lejano.. |