¡Tristes profesores de Enseñanza
Secundaria! Muchos de ellos almacenan una excelente preparación profesional,
que les sirve de muy poco. Con frecuencia se encuentran agarrotados, maltratados,
confusos, desilusionados ante los planes de estudio y las reformas que marginan
sus enseñanzas -las humanísticas y las científicas también- con horarios
exiguos, y que privilegian el aprendizaje de técnicas y saberes prácticos o de
meros entretenimientos con títulos "políticamente correctos". Y que
se ven desconcertados, a la vez, por la desidia y el escaso interés de
numerosos alumnos, poco atentos y mal civilizados, y escasamente motivados,
como se dice, en sus estudios por un contexto social desfavorable. La
disciplina, la valoración del estudio esforzado, la memoria y la imaginación,
el disponer de tiempo para leer y refrescar las lecciones, requieren un apoyo y
una autoestima que se echa en falta en nuestros centros de enseñanza, mientras
proliferan la rutina burocrática, las reuniones de tiempo perdido, el
encasillamiento de las asignaturas y una jerga pedagógica más que lamentable.
Carlos
García Gual.
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