Cómo hacer alegría hombres hombres
Si lleváis cada día adentro de una
lágrima
Y en lágrimas se caen por el tiempo
Hombres hombres si aún estáis
encadenados
…
Si supierais vosotros que uniendo
vuestros sueños
Caería en pedazos la realidad pequeña y
sin cimientos
La vida es vuestra estatua
La vida
Es vuestra es vuestra Es de todos
La vida es nuestro canto en la fracción
de tiempo que nos toca
Vicente
Huidobro, del poema “Pequeño drama”.
Dadme dadme pronto un llano lleno de
silencio
¿Robinsón por qué volviste de tu isla?
De la isla de tus obras y tus sueños
privados
La isla de ti mismo rica de tus actos
Sin leyes ni abdicación ni compromisos
Sin control de ojo intruso
Ni mano extraña que rompa los encantos
¿Robinson cómo es posible que volvieras
de tu isla?
Vicente
Huidobro, de “Altazor”.
Foto:
collage-retrato de V.Huidobro con el manuscrito de “Altazor” al fondo.
Embruja el universo con tu voz
Aférrate a tu voz embrujador del mundo
Cantando como un ciego perdido en la
eternidad
Vicente
Huidobro, “Altazor”.
Ha de llegar el día…
en que tu corazón diga su risa de hojas
simultáneas
Y se abra tan sencillo como esas flores
Que huyen de la noche y de las manos de
los ciegos
Esas flores mudas de tanto color
desesperado
No sé cómo explicarte la compañía de las
maravillas
Que nunca debe abandonarnos
Que el mundo nos ofrece por todos sus
contornos
En todos sus instantes subidos a
nuestros cabellos
Entrados a nuestro corazón y entregados
a nuestras manos
En alegría cotidiana o drama favorito
Vicente
Huidobro, del poema “Entre dos viajes”.
En
la foto, Vicente Huidobro (composición de autor desconocido)
La herida de luna de la pobre loca
La pobre loca de la luna herida
Tenía luz en la celeste boca
Boca celeste que la luz tenía
Vicente
Huidobro, “Altazor”.
Fotografía:
Artur Saribekyan.
LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE
Yo estoy ausente pero en el
fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que me han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron
Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco
Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Me estoy haciendo árbol Cuántas cosas me he ido convirtiendo en
[otras
cosas...
Es doloroso y lleno de ternura
Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio
VICENTE
HUIDOBRO, DE “Últimos poemas”, 1948
Mas no temas de mí que mi lenguaje es
otro
No trato de hacer feliz ni desgraciado a
nadie
Ni descolgar banderas de los pechos
Ni dar anillos de planetas
Ni hacer satélites de mármol en torno a
un talismán ajeno
Quiero darte una música de espíritu
Música mía de esta cítara plantada en mi
cuerpo
Música que hace pensar en el crecimiento
de los árboles
Y estalla en luminarias adentro del
sueño
Vicente
Huidobro, de “Altazor”.
Foto:
Página manuscrita de “Altazor”.
Razón del día no es razón de noche
Y cada tiempo tiene insinuación distinta
Los vegetales salen a comer al borde
Las olas tienden las manos
Para coger un pájaro
Todo es variable en el mirar sencillo
Y en los subterráneos de la vida
Tal vez sea lo mismo
Vicente
Huidobro, “Altazor –canto V-”.
Fotografía:
Masao Yamamoto.
¿Recuerdas cuando eras un sonido entre
los árboles
y cuándo eras un pequeño rayo
vertiginoso?
Ahora tenemos la memoria demasiado
cargada
Las flores de nuestras orejas palidecen
A veces veo reflejos de plumas en mi
pecho
No me mires con tantos fantasmas
Quiero dormir quiero oír otra vez las
voces perdidas
Como los cometas que han pasado a otros
sistemas
¿En dónde estábamos? ¿En qué luz en qué silencio?
¿En dónde estaremos?
Tantas cosas tantas cosas tantas cosas
Yo soplo para apagar tus ojos
¿Recuerdas cuando eras un suspiro entre
dos ramas?
Vicente
Huidobro, del poema “Imposible”.
Sigo las flores y me pierdo en el tiempo
De soledad en soledad
Sigo las olas y me pierdo en la noche
De soledad en soledad
Tú has escondido la luz en alguna parte
¿En dónde? ¿En dónde?
Andan los días en tu busca
…
Te buscan los caminos de la tierra
De soledad en soledad
Me crece terriblemente el corazón
Nada vuelve
Todo es otra cosa
…
Desbordará mi corazón sobre la tierra
Y el universo será mi corazón
Vicente Huidobro, del
poema “Balada de lo que no vuelve".
Silencio
Se
oye el pulso del mundo como nunca pálido
La tierra acaba de alumbrar un árbol
Vicente
Huidobro, final del canto I de “Altazor”.
Fotografía:
Dariusz Klimczak.
Soy bárbaro tal vez
Bárbaro limpio de rutinas y caminos
marcados
Poeta
Antipoeta
Culto
Anti culto
Animal metafísico cargado de congojas
Animal espontáneo directo sangrando sus
problemas
Solitario como una paradoja.
Vicente
Huidobro, “Altazor”.
Y ahora soy mar
Pero guardo algo de mis modos de volcán
De mis modos de árbol de mis modos de
luciérnaga
De mis modos de pájaro de hombre y de
rosal
Y hablo como mar y digo
De la firmeza hasta el horicielo
Soy todo montalas en la azulaya
Bailo en las volaguas con espurinas
Ondola en olañas mi rugazuleo
Vicente
Huidobro, “Altazor”.
Yo soy ese que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
…
Salí hacia mi destino.
…
Oh poeta, esos tremendos ojos
Ese andar de alma de acero y de bondad de mármol
Este es aquel que llegó al final del último camino
Y que vuelve quizás con otro paso.
Hago al andar el ruido de la
muerte
Y si mis ojos os dicen
Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían también deciros
Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido.
…
¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia aquélla o era mayor presencia?
…
Heme aquí ante vuestros limpios ojos
Heme aquí vestido de lejanías
…
Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae
La imagen de la nada y un rostro que sonríe
Traigo un amor muy parecido al universo
La Poesía me despejó el camino
…
Lo he perdido todo y todo lo he ganado
Y ni siquiera pido
La parte de la vida que me corresponde
Ni montañas de fuego ni mares cultivados
Es tanto más lo que he ganado que lo que he perdido
Así es el viaje al fin del mundo
Y ésta es la corona de sangre de la gran experiencia
La corona regalo de mi estrella
¿En dónde estuve en dónde estoy?
…
Ahora sé lo que soy y lo que
era
Conozco la distancia que va del hombre a la verdad
Conozco la palabra que aman los muertos
…
Heme aquí ante vosotros
Cómo podremos entendernos Cómo saber lo que decimos
…
Miradme os amo tanto pero soy extranjero
¿Quién salió de su tierra
Sin saber el hondor de su aventura?
Al desplegar las alas
Él mismo no sabía qué vuelo era su vuelo
…
Este es aquel que durmió muchas veces
Allí donde hay que estar alerta
Donde las rocas prohíben la
palabra
Allí donde se confunde la muerte con el canto del mar
…
Pero entonces amigo ¿qué vas a decirnos?
¿Quién ha de comprenderte? ¿De dónde vienes?
¿En dónde estabas? ¿En qué alturas en qué profundidades?
Andaba por la Historia del brazo con la muerte.
Oh hermano, nada voy a decirte
Cuando hayas tocado lo que nadie puede tocar
Más que el árbol te gustará callar.
Vicente Huidobro, “El paso del retorno (fragmentos)”
En la foto, Vicente Huidobro en la Plaza de San Marcos,
Venecia.
El poeta conoce el eco de los llamados
de las cosas a las palabras, ve los lazos sutiles que se tienden las cosas entre sí, oye las voces secretas
que se lanzan unas a otras palabras separadas por distancias inconmensurables.
Hace darse la mano a vocablos enemigos desde el principio del mundo, los agrupa
y los obliga a marchar en su rebaño por rebeldes que sean, descubre las
alusiones más misteriosas del verbo y las condensa en un plano superior, las
entreteje en su discurso en donde lo arbitrario pasa a tomar un rol
encantatorio. Allí todo cobra nueva fuerza y así puede penetrar en la carne y
dar fiebre al alma.
VICENTE
HUIDOBRO , de Fragmento de una conferencia
leída en el Ateneo de Madrid el año 1921.
Fotografía:
Arash Karimi.