sábado, 6 de abril de 2013

"CLAROS DEL BOSQUE", MARÍA ZAMBRANO.



"Aparecen con frecuencia las palabras de verdad –palabras de comunión- por transparencia, una sola quizá bajo todo un hablar; se dibujan a veces en los espacios de un texto. Y en los venturosos pasajes de la poesía y del pensamiento aparecen inconfundiblemente entre las del uso. Mas ellas saltan diáfanamente, promesa de un orden sin sintaxis, de la unidad sin síntesis, aboliendo todo el relacionar. Suspendidas, hacedoras de plenitud, aunque sea en un suspiro.
Parece que vayan a brotar del pasmo del inocente, del asombro; del amor y de sus aledaños, formas de amor ellas mismas. Y es al amor al que siempre le faltan. Y por ello resaltan inconfundiblemente cuando en el amor se encuentra alguna; es única entonces, sola. Y por ello palabra de la soledad única del amor y de su gracia".

¿Cuándo se ha visto un alma ensimismada?
…El alma se mueve por sí misma, va a solas, y va y vuelve sin ser notada, y también siéndolo…De condición alada y dada a partir, se conduce como una paloma….Parece saber algo que no comunica, que siendo tan afín con las palabras nunca dice".




    
“El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar, desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así. No hay que buscarlo. No hay que buscar. Es la lección inmediata de los claros del bosque: no hay que ir a buscarlos, ni tampoco a buscar nada en ellos. Nada determinado, prefigurado, consabido.”


"Hay que dormirse arriba en la luz.
Hay que estar despierto abajo en la oscuridad intraterrestre, intracorporal de los diversos cuerpos que el hombre terrestre habita: el de la tierra, el del universo, el suyo propio.
Allá, en “los profundos”, el corazón vela, se desvela, se reenciende en sí mismo.
Arriba, en la luz, el corazón se abandona, se entrega. Se recoge. Se aduerme al fin ya sin pena…"

   Fotografía: Leszek Paradowski.

"Lo propio de la acción de la sensibilidad es convertir en vida lo que le toca; en una vida disponible ya para una mayor revelación…"

         

          Fotografía: Masao Yamamoto.

"Los pasos del hombre sobre la tierra parecen ser la huella del sonido de su corazón que le manda marchar, gozoso, cuando se siente formar parte de un cortejo en el que van otras criaturas humanas y de otros reinos, en serenidad perfecta cuando se siente moverse al par con los astros y aun con el firmamento mismo, y con el rodar silencioso de la tierra".





"No sólo el lenguaje sino las palabras todas, por únicas que se nos aparezcan, por
solas que vayan y por inesperada que sea su aparición, aluden a una palabra perdida, lo
que se siente y se sabe de inmediato en angustia a veces, y en una especie de alborear que la anuncia palpitando por momentos. Y también se la siente latiendo en el fondo de la respiración misma, del corazón que guarda…
. ¿Y no estará ella señalada por aquellas privilegiadas palabras apenas audibles como murmullo de paloma: “Diréis que me he perdido, -Que, andando enamorada-, Me hice perdidiza y fui ganada".




!Respirar libre de todo acecho, de todo peso de pasado, sin saber ni sentir el presente que llega a instalarse, por puro que este presente sea, por desligado que parezca. Pues que espera el puro don de ser sin empeño alguno. El don de ser embebido en el don de la vida, ser y vida sin escisión ni diferencia alguna, pues que todo cuitar viene de que ser y vida se le den por separado al hombre."


  Fotografía: Boguslaww  Strempel.


"Tiende la belleza a la esfericidad. La mirada que la recoge quiere abarcarla toda al mismo tiempo…Y la belleza en la que luego discierne la inteligencia, elementos y relaciones, se ofrece al aparecer como unidad sensible. Y la mente de quien la contempla tiende a asimilarse a ella, y el corazón a bebérsela en un solo respiro, como su cáliz anhelado, su encanto.
Porque la belleza al par que manifiesta la unidad…se abre como una flor que deja ver su cáliz, su centro iluminado...Y quien se asoma al cáliz de esta flor una, la sola flor, arriesga ser raptado."



"Algo que solamente puede reconocerse en tanto que se siente, en esa especie, la más rara, del sentir iluminante, del sentir que es directamente, inmediatamente conocimiento sin mediación alguna. El conocimiento puro, que nace en la intimidad del ser, y que lo abre y lo trasciende, el “diálogo silencioso del alma consigo misma” que busca aún ser palabra, la palabra única, la palabra indecible; la palabra liberada del lenguaje."



“De no tener vuelo el poeta, no habría poesía, no habría palabra.”

                     

                    Fotografía: Masao Yamamoto.

"Es lo que sueña. Como todo lo encerrado, sueña el corazón con escaparse, como todo lo encadenado, desprenderse, aun a costa de desgarrarse. Como todo aquello que contiene algo precioso, con derramarlo de una sola vez."


"Y así esta paz que proviene de sentirse al descubierto y en sí mismo, sin irse a enfrentar con nada y sin andar con la existencia a cuestas."





 Fue en Segovia donde María Zambrano descubrió las tres dimensiones de la palabra que actuarían de pilares de su filosofía: la palabra filosófica, de la mano de su padre, un extremeño sabio, de una sabiduría que supo aunar la experiencia vital con la erudición; la palabra poética, de la voz de Antonio Machado, amigo de su padre y compañero en numerosas empresas políticas y culturales de Segovia; y, por último, la palabra mística, a través del contacto con los lugares sagrados que habitó San Juan de la Cruz en esta tierra. Filosofía, poesía y mística, pues, aunados en un pensamiento que nació en Segovia, en “un lugar –nos dice la autora- donde se da el modo de visión que rescata a las cosas y a los seres de la confusión, de la ambigüedad, de las variaciones impresas del roer del tiempo.”
          Mercedes Gómez Blesa, de la Introducción a “Claros del bosque”, Cátedra.

María Zambrano.
                    








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