domingo, 28 de abril de 2013

FRANCISCO PINO. POEMAS I.



cuando la inteligencia
se pone,
la maravilla de la noche llega.
todo lo que no se veía, al fin
se ve. el silencio canta
y el vacío sostiene
los cuerpos luminosos.
entonces, de la nada surge
el todo , y se aparean
para que todos nazcan de la mente
que, sin conocimiento
ya,
feliz,
ordeNA
          


1. Me han mirado los ojos del niño, qué sabor he sentido de cueva
tan pequeño, tan prieto, tan íntimo.
2. Me han mirado los ojos del niño y he sabido de pronto qué es todo;
qué es el dentro y el fuera, la carne y el vidrio.
3. Yo no sé ya si vivo mas sé qué es la vida, la casa, este sitio 
que habito y el mundo.
Y es porque me han mirado los ojos del niño.

          FRANCISCO PINO, de “Antisalmo 28”.


ANTISALMO 40
1.    El barrendero va al Ayuntamiento al amanecer. Coge los bártulos. Barre.
     El Alcalde va al Ayuntamiento al mediodía. Empuña el abrecartas. Se sienta. Algo está ocurriendo.
2.    El Alcalde dice: Vd. No ha barrido, barrendero. Yo me he sentado.
     El barrendero baja la cabeza y barre. Algo está ocurriendo.
3.    El Alcalde se va a las siete al teatro.
     El barrendero mira al teatro y barre delante. Algo está ocurriendo.
4.    El Alcalde se acuesta a las doce. Se duerme, no sueña.
     El barrendero se acuesta a las doce. Le duelen los riñones. Y sueña que está barriendo junto a una estrella. Algo está ocurriendo.
5.    La luna está arriba,
     Debajo.

     FRANCISCO PINO, “Antisalmos”, 1978.




ANTISALMO 64
1.    Si tú eres el que debes ser junta tu rostro
     al de los otros. Junta tu rostro.
2.    ¿No sientes horror al tuyo propio
     solo? Junta tu rostro.
3.    Y nacerá tu nombre propio,
     junta tu rostro,
4.    éste: Juntosseremossomos
     y tu apellido, éste: Mundodetodostodo; junta tu rostro.
5. La luna está arriba,
     debajo.
               Nota al versículo 4º del antisalmo 64: Y entonces, cuando consigas este nombre y este apellido común, entonces…todos los nombres serás tú; las arenas, las arenas serás, incontables, tú.
               

Así viví los años, sin vivirlos,
ajustado a los peces y a los mirlos,
a los deslices y a los silbos varios.

Jamás supe si fui diamante o turba,
transparente o tupido, recta o curva;
sé que viví tan sólo de adversarios.
           Del poema “Como frenado”.



Cuántas ganas de vivir
          por lo otro
          que estrénase en mí.

Me lleva hacia el brote
          otra savia
Soy hacia    soy hacia

Soy voy soy voy     mas sin mí
          cuántas ganas tengo
          de ¿vi
                    vir?

          Francisco Pino, de “Canción sin mí”.

          En la foto, dos maestros, Miguel Delibes y Francisco Pino.

dice la piedra: Grises.
Y el gorrión grita: ¡Verdes!

Lo efímero del ala
contra el arco perenne;
dice la piedra: Nunca.
Y el gorrión grita: ¡Siempre!

          Del poema “Cementerio y gorrión”.



Dormido está el pájaro, el pájaro solitario;
en la rama más alta, dormido está;
en la rama invisible de la copa invisible,
de la copa del árbol invisible.

Ya no le ven mis ojos.
Ya su sueño en la noche está sumido;
ya es una esfera, una esfera de amor;
ya, ya rueda su olvido.

          “Última canción de mis ojos”.

El airecillo trae el sueño. Le trae por las hojas altas.
El sueño tiene el elástico caminar el tigre: su hermosa faz.
Al sueño, ¿quién le domina?
Me lleva donde yo nada puedo ni sé.

Donde yo nada puedo ni sé y comienzo a participar de la Naturaleza y su poder,
donde, como la savia, soy alabanza en el color verde de la hoja.

Donde ya nada puedo ni sé y comienzo a participar del tiempo y su energía, de la Historia y su experiencia;
donde, como la sangre, soy alabanza en la forma del gusano o en la música del pájaro.

Donde ya nada puedo ni sé y comienzo a participar del fluir y su inteligencia;
donde, como alfaguara, soy alabanza en el borbotón que con el sol se junta.

Al sueño no le domino,
me domina.
Como a hoja que mueve el aire, siento a su paso elástico, suavísimo.
Ya lo que siente la hoja que mueve el aire, siento.

           “Hacia el sueño”, de “Vida de San Pedro Regalado.Sueño”.


El ritmo de lo humano él lo condensa,
cofre es de aquello que la mente piensa,
donde la eternidad se guarda breve.

Si el corazón se ofrece en esa altura,
respire en esa cima la ternura,
mitíguese mi ardor sobre esa nieve.
          Del poema “El pecho”.



         En la mañana de Julio me pregunté, ¿por qué?
Descansando a la orilla del Duero me pregunté, ¿por qué?
¿Por qué es esta orilla distinta a las otras orillas de
los otros ríos y sin embargo…?
Sin embargo, este álamo, esta amapola, no son distintos.
¿Por qué se estremece mi corazón al modular
mis labios las sílabas de cualquiera de los
nombres de esta orilla hálleme donde me halle?

          De “Vida de San Pedro Regalado. Sueño”.

¿Fuente?
No,
¡pared
celeste!
(Los labios que se te acerquen
tendrán más sed).
          FRANCISCO PINO




¿Habrá algo más hermoso que quedarse sin huellas?
Sólo el pájaro sabe de esta gracia…

          Francisco Pino, del poema “Las huellas”.

                                                                Fotografía: Masao Yamamoto.
hoy somos tú y yo del mismo género
          algo más que gramática
          (igual el fuego en ti que en mí 
          igual el aire en ti que en mí
          igual el agua en ti que en mí
          ¿en quién la tierra? ¿en ti o en mí?)
                    otro sexo nos une
                    idéntico uno superior David
                    con su honda ¿quién no entiende?

          Del poema “Otro sexo”.

                                                           Fotografía: Martin Iman.

            IDEAL
Ideal de mi canción:
¡tomar de este espacio brasa
y dársela al corazón!

          


 LA RENDIJITA
Rendijita sutil, apenas nada,
español que te escapas como puedes
de tu edad y sus fórmulas; tu instinto
contra el poder ¿de dónde viene? Hondo

se inscribe en los temores que te roen
y aflora en esa bacanal de un solo.
Entre príncipes y entre purpurados
te escurres por tu propia humana grieta.

De pronto un hálito, una bocanada
de aire limpio se llega hasta la historia
con un tacto de arenas ancestrales
y se oye que respira bajo tierra

qué simiente inmortal: ¿posible patria?

           “Cuaderno salvaje”, 1983.
          











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