cuando
la inteligencia
se
pone,
la
maravilla de la noche llega.
todo
lo que no se veía, al fin
se
ve. el silencio canta
y
el vacío sostiene
los
cuerpos luminosos.
entonces,
de la nada surge
el
todo , y se aparean
para
que todos nazcan de la mente
que,
sin conocimiento
ya,
feliz,
ordeNA
1. Me han mirado los ojos del niño, qué sabor he sentido de cueva
tan pequeño, tan prieto, tan íntimo.
2. Me han mirado los ojos del niño y he sabido de pronto qué es todo;
qué es el dentro y el fuera, la carne y el vidrio.
3. Yo no sé ya si vivo mas sé qué es la vida, la casa, este sitio
que habito y el mundo.
Y es porque me han mirado los ojos del niño.
FRANCISCO PINO, de “Antisalmo 28”.
ANTISALMO
40
1.
El barrendero
va al Ayuntamiento al amanecer. Coge los bártulos. Barre.
El Alcalde va al Ayuntamiento al mediodía.
Empuña el abrecartas. Se sienta. Algo está ocurriendo.
2.
El Alcalde
dice: Vd. No ha barrido, barrendero. Yo me he sentado.
El barrendero baja la cabeza y barre. Algo
está ocurriendo.
3.
El Alcalde se
va a las siete al teatro.
El barrendero mira al teatro y barre
delante. Algo está ocurriendo.
4.
El Alcalde se
acuesta a las doce. Se duerme, no sueña.
El barrendero se acuesta a las doce. Le
duelen los riñones. Y sueña que está barriendo junto a una estrella. Algo está
ocurriendo.
5.
La luna está
arriba,
Debajo.
FRANCISCO PINO, “Antisalmos”, 1978.
ANTISALMO
64
1.
Si tú eres el
que debes ser junta tu rostro
al de los otros. Junta tu rostro.
2.
¿No sientes
horror al tuyo propio
solo? Junta tu rostro.
3.
Y nacerá tu
nombre propio,
junta tu rostro,
4.
éste:
Juntosseremossomos
y tu apellido, éste: Mundodetodostodo;
junta tu rostro.
5.
La luna está arriba,
debajo.
Nota al versículo 4º del
antisalmo 64: Y entonces, cuando consigas este nombre y este apellido común,
entonces…todos los nombres serás tú; las arenas, las arenas serás, incontables,
tú.
Así viví los años, sin vivirlos,
ajustado
a los peces y a los mirlos,
a
los deslices y a los silbos varios.
Jamás
supe si fui diamante o turba,
transparente
o tupido, recta o curva;
sé
que viví tan sólo de adversarios.
Del poema “Como frenado”.
Cuántas ganas de vivir
por
lo otro
que
estrénase en mí.
Me lleva hacia el brote
otra
savia
Soy hacia soy hacia
Soy voy soy voy mas sin mí
cuántas
ganas tengo
de
¿vi
vir?
Francisco
Pino, de “Canción sin mí”.
En
la foto, dos maestros, Miguel Delibes y Francisco Pino.
dice la piedra: Grises.
Y el gorrión grita: ¡Verdes!
Lo efímero del ala
contra el arco perenne;
dice la piedra: Nunca.
Y el gorrión grita: ¡Siempre!
Del poema “Cementerio y gorrión”.
Dormido está el pájaro, el pájaro
solitario;
en la rama más alta, dormido está;
en la rama invisible de la copa
invisible,
de la copa del árbol invisible.
Ya no le ven mis ojos.
Ya su sueño en la noche está sumido;
ya es una esfera, una esfera de amor;
ya, ya rueda su olvido.
“Última canción de mis ojos”.
El airecillo trae el sueño. Le trae por
las hojas altas.
El sueño tiene el elástico caminar el
tigre: su hermosa faz.
Al sueño, ¿quién le domina?
Me lleva donde yo nada puedo ni sé.
Donde yo nada puedo ni sé y comienzo a
participar de la Naturaleza y su poder,
donde, como la savia, soy alabanza en el
color verde de la hoja.
Donde ya nada puedo ni sé y comienzo a
participar del tiempo y su energía, de la Historia y su experiencia;
donde, como la sangre, soy alabanza en
la forma del gusano o en la música del pájaro.
Donde ya nada puedo ni sé y comienzo a
participar del fluir y su inteligencia;
donde, como alfaguara, soy alabanza en
el borbotón que con el sol se junta.
Al sueño no le domino,
me domina.
Como a hoja que mueve el aire, siento a
su paso elástico, suavísimo.
Ya lo que siente la hoja que mueve el
aire, siento.
“Hacia el sueño”, de “Vida de San Pedro Regalado.Sueño”.
El ritmo de lo humano él lo condensa,
cofre
es de aquello que la mente piensa,
donde
la eternidad se guarda breve.
Si
el corazón se ofrece en esa altura,
respire
en esa cima la ternura,
mitíguese
mi ardor sobre esa nieve.
Del poema “El pecho”.
Descansando a la orilla del Duero me
pregunté, ¿por qué?
¿Por qué es esta orilla distinta a las
otras orillas de
los otros ríos y sin embargo…?
Sin embargo, este álamo, esta amapola,
no son distintos.
¿Por qué se estremece mi corazón al
modular
mis labios las sílabas de cualquiera de
los
nombres de esta orilla hálleme donde me
halle?
De “Vida de San Pedro Regalado. Sueño”.
¿Fuente?
No,
¡pared
celeste!
(Los
labios que se te acerquen
tendrán más sed).
FRANCISCO
PINO
¿Habrá algo más hermoso que quedarse sin
huellas?
Sólo el pájaro sabe de esta gracia…
Francisco
Pino, del poema “Las huellas”.
Fotografía:
Masao Yamamoto.
hoy somos tú y yo del mismo género
algo
más que gramática
(igual
el fuego en ti que en mí
igual
el aire en ti que en mí
igual
el agua en ti que en mí
¿en
quién la tierra? ¿en ti o en mí?)
otro
sexo nos une
idéntico
uno superior David
con
su honda ¿quién no entiende?
Del poema “Otro sexo”.
Fotografía:
Martin Iman.
IDEAL
Ideal de mi canción:
¡tomar de este espacio brasa
y dársela al corazón!
LA
RENDIJITA
Rendijita sutil, apenas nada,
español que te escapas como puedes
de tu edad y sus fórmulas; tu instinto
contra el poder ¿de dónde viene? Hondo
se inscribe en los temores que te roen
y aflora en esa bacanal de un solo.
Entre príncipes y entre purpurados
te escurres por tu propia humana grieta.
De pronto un hálito, una bocanada
de aire limpio se llega hasta la
historia
con un tacto de arenas ancestrales
y se oye que respira bajo tierra
qué simiente inmortal: ¿posible patria?
“Cuaderno salvaje”, 1983.
Que grande Francisco Pino. Único.
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